sábado, 28 de junio de 2014

Bloque IV. Lectura literaria y animación lectora. Reflexiones

En este cuarto bloque de la asignatura, hemos estudiado y trabajado la animación lectora. Ha sido un tema bastante parecido a lo que habíamos visto con anterioridad en el primer bloque. Hemos visto que en numerosas ocasiones, el principal problema de la lectura es que en el ámbito escolar es obligatorio, por lo que no se fomenta a través del juego. Me he reafirmado en la idea de que la lectura tiene que ser una actividad lúdica, que genere por tanto placer y que sea para disfrutar.

La lectura constituye una competencia lingüística. Como hemos estudiado antes, podemos encontrar diferentes tipos de lectura en función de la intención lectora y el tipo de texto. A lo largo de los años, ha ido cobrando importancia a consecuencia de las pruebas de lectura que se pasan en los colegios. Actualmente España se encuentra a la cola en los baremos europeos, por este motivo se decidió aumentar media hora lectiva para dedicarlo a la comprensión lectora.

Como hemos visto, la lectura no necesariamente tiene que ser literaria, así encontramos por ejemplo las instrucciones o los enunciados. Sin embargo si es literaria, puede clasificarse en breve (por ejemplo si lo encontramos en el libro de clase) o extensa (según la elección y selección del profesor junto con los coordinadores de ciclo).

Se considera que la lectura silenciosa es la más comprensiva de todas, puesto que en voz alta, resulta más complicado comprender lo que se lee debido a que intervienen dos procesos distintos, codificar y descodificar.

Por otra parte, también he tomado conciencia de la importancia de las bibliotecas públicas o incluso las que podemos encontrar dentro del colegio. De forma generalizada podemos encontrar bibliotecas de aula en casi todos los colegios, y suelen disponer de una selección de libros “pensados” para fomentar la animación a la lectura.

La animación lectora “Es un acto consciente realizado para producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma que este contacto produzca una estimación genérica hacia la lectura”. (Carmen Olivares)

Por este motivo es necesario conocer las preferencias y los gustos de cada ciclo, para así, en función de las características de nuestros alumnos ser capaces de valorar y conocer los libros que más tarde presentaremos a los niños. Es imprescindible hacer una buena elección, pues la motivación está en el propio libro, texto, artículo... También hemos visto qué tipo de actividades son más adecuadas a la hora de trabajar en los diferentes momentos de la lectura, siguiendo el esquema antes-durante- después.

Actividades previas a la lectura: Tienen que tener un papel motivador, que pueda crear intriga y curiosidad con el fin de que los alumnos se animen a leerlo. Además para que muestren un interés por el tema/s que aparecen en el libro.

Actividades durante la lectura: Durante algunas semanas. El objetivo principal es poder comprobar que el niño se está enterando de la lectura y qué está entendiendo de la lectura.

La comprensión no consiste en memorizar, sino en hacer inferencias. Podemos ir haciendo un breve resumen entre todos para ir recordando por ejemplo los capítulos, y en general en la historia. No tenemos por qué preguntar los detalles, por el contrario tenemos que trabajar el proceso de comprensión a rasgos más generales. Los alumnos de forma individual o entre ellos son quienes deben hacerse las preguntas. Entre las preguntas debería aparecer un alto contenido emocional, para que pudiesen meterse en la piel de los personajes.

Después de la lectura: Este tipo de actividades se realizan con el fin de obtener síntesis globales, del mismo modo que poníamos en práctica con los capítulos. Poder ver la evolución de los personajes y los cambios que pudieran haber sufrido a lo largo de la historia. Debemos enseñar a los niños a pensar. He aprendido que podemos aplicar un razonamiento lógico a todo. Y además podemos realizar valoraciones sobre los personajes.

Según iba leyendo el bloque me han ido viniendo recuerdos de mis clases del taller de lectura en mis primeros cursos de la educación secundaria. Recuerdo perfectamente uno de los libros que aún conservo que se titula “Devuélveme el anillo pelo cepillo”. Recuerdo como nos daban unas fichas para antes de la lectura, las cuales teníamos que rellenar con los datos del libro, el nombre del autor, el número de páginas, el número de capítulos... Eran unas fichas del tamaño de media cuartilla, y nosotros teníamos que ir rellenando con un resumen de cada capítulo e íbamos haciendo una descripción de las escenas así como de los personajes que iban apareciendo. Cuando terminábamos la lectura escribíamos una reflexión personal del libro, donde incluíamos un resumen y una valoración personal de la lectura.

Personalmente creo que la idea no era mala pero siendo sincera muchas veces (incluida yo) cuando no nos daba tiempo o no teníamos ganas o se nos olvidaba leernos hasta la página que nos había indicado la profesora nos copiábamos unos de otros para llevar el resumen a la clase. Recuerdo que había muchos libros con los que no conectaba, y no era porque no me gustase leer, porque además por aquellos tiempos estaba con la saga de Harry Potter pues era el boom del momento o algún libro que encontraba por casa. Recuerdo que a los 14 años me leí un libro que me encantó que tenían mis padres que se titula “La ciudad de la alegría”, también empecé a leer “Los pilares de la tierra” (libro que hasta el día de hoy no he sido capaz de acabar, pues se me hacia eterno tanta descripción). Personalmente quizá me gustaba otro tipo de lectura, es más llegó un momento en el que la profesora me proporcionaba otro tipo de lecturas, libros que tenía por el despacho o que me traía de casa en función de los intereses que tuviese en ese momento.  Total que al final acababa leyendo mucho más que mis compañeros en cambio los libros de lectura obligatoria creo que tan sólo hubo unos cuantos (no más de 5) que me llegase a leer enteros. Los leía durante las clases pues realizábamos lectura en voz alta, porque así la profesora podía valorar la fluidez lectora. En numerosas ocasiones nos proporcionaba ella material complementario y fichas para ver nuestra comprensión, y una vez al mes dedicábamos parte de la hora de lectura a hacer pruebas de velocidad donde se nos medían los tiempos y luego teníamos que contestar a unas preguntas, para ver si nos habíamos enterado de lo que habíamos leído porque claro muchas veces hacíamos competiciones entre nosotros a ver quién leía en mejor tiempo, pero ahí sí que no podías hacer “trampas” porque como luego tenías que contestar a las preguntas...   
Como he comentado en reflexiones anteriores, durante mi periodo de prácticas de este año los niños disponían de una hora semanal para dedicarle a la lectura. Tenían un libro que puede pasar perfectamente por un libro de texto pues era grande igual que el de lengua o matemáticas, donde tenían textos acompañados de actividades. Algunas sesiones hacían lectura en silencio y otras leían en voz alta. Siempre se les dejaba un rato al final de la clase para que completasen las actividades las cuales muchas veces podían hacerla en grupos.
A parte de esa asignatura no dedicaban ningún otro rato a la lectura, fue por ello por lo que yo realice esa propuesta de innovación.

Ahora que ya sé que pautas debo seguir para trabajar de un modo eficiente la animación lectora y este año he podido coger algo de práctica a la hora de analizar y seleccionar la literatura adecuada a cada alumno.
Es verdad que en mi caso, como cada alumno se estaba leyendo un libro pues no leíamos en voz alta, sin embargo en ocasiones me venían con dudas las cuales resolvía sin problema, y si por lo que fuera me preguntaban sobre un libro que no había leído pues me lo llevaba esa tarde, le echaba un vistazo y les respondía al día siguiente.


Para concluir, al igual que vimos en el segundo bloque me gustaría recalcar la importancia de leer historias “bonitas” pues contribuyen a desarrollar factores afectivos.  Cada niño lleva su propio ritmo, tienen que ser ellos quienes elijan lo que quieren leer y que puedan abandonar aquello que estén leyendo que no les guste o no les atraiga. Finalmente algo en lo que tengo que seguir practicando es en la creación de actividades para ser capaz de que los niños disfruten con los libros, compartan emociones y desarrollen distintas formas de expresión acerca de lo que les ha sugerido la lectura.

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