En este cuarto bloque de la
asignatura, hemos estudiado y trabajado la animación lectora. Ha sido un tema
bastante parecido a lo que habíamos visto con anterioridad en el primer bloque.
Hemos visto que en numerosas ocasiones, el principal problema de la lectura es
que en el ámbito escolar es obligatorio, por lo que no se fomenta a través del
juego. Me he reafirmado en la idea de que la lectura tiene que ser una
actividad lúdica, que genere por tanto placer y que sea para disfrutar.
La lectura constituye una competencia
lingüística. Como hemos estudiado antes, podemos encontrar diferentes tipos de
lectura en función de la intención lectora y el tipo de texto. A lo largo de
los años, ha ido cobrando importancia a consecuencia de las pruebas de lectura
que se pasan en los colegios. Actualmente España se encuentra a la cola en los
baremos europeos, por este motivo se decidió aumentar media hora lectiva para
dedicarlo a la comprensión lectora.
Como hemos visto, la lectura no necesariamente
tiene que ser literaria, así encontramos por ejemplo las instrucciones o los
enunciados. Sin embargo si es literaria, puede clasificarse en breve (por
ejemplo si lo encontramos en el libro de clase) o extensa (según la elección y
selección del profesor junto con los coordinadores de ciclo).
Se considera que la lectura
silenciosa es la más comprensiva de todas, puesto que en voz alta, resulta más complicado comprender lo que se lee debido
a que intervienen dos procesos distintos, codificar y descodificar.
Por otra parte, también he tomado
conciencia de la importancia de las bibliotecas públicas o incluso las que
podemos encontrar dentro del colegio. De forma generalizada podemos encontrar
bibliotecas de aula en casi todos los colegios, y suelen disponer de una
selección de libros “pensados” para fomentar la animación a la lectura.
La animación lectora “Es un acto consciente realizado para
producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma
que este contacto produzca una estimación genérica hacia la lectura”.
(Carmen Olivares)
Por este motivo es necesario
conocer las preferencias y los gustos de cada ciclo, para así, en función de
las características de nuestros alumnos ser capaces de valorar y conocer los
libros que más tarde presentaremos a los niños. Es imprescindible hacer una
buena elección, pues la motivación está en el propio libro, texto, artículo... También
hemos visto qué tipo de actividades son más adecuadas a la hora de trabajar en
los diferentes momentos de la lectura, siguiendo el esquema antes-durante-
después.
Actividades previas a la
lectura: Tienen que tener un papel
motivador, que pueda crear intriga y curiosidad con el fin de que los alumnos
se animen a leerlo. Además para que muestren un interés por el tema/s que
aparecen en el libro.
Actividades durante la lectura: Durante algunas semanas. El objetivo
principal es poder comprobar que el niño se está enterando de la lectura y qué
está entendiendo de la lectura.
La comprensión no consiste en memorizar, sino
en hacer inferencias. Podemos ir haciendo un breve resumen entre todos para ir
recordando por ejemplo los capítulos, y en general en la historia. No tenemos
por qué preguntar los detalles, por el contrario tenemos que trabajar el
proceso de comprensión a rasgos más generales. Los alumnos de forma individual
o entre ellos son quienes deben hacerse las preguntas. Entre las preguntas
debería aparecer un alto contenido emocional, para que pudiesen meterse en la
piel de los personajes.
Después de la lectura: Este tipo de actividades se realizan con el
fin de obtener síntesis globales, del mismo modo que poníamos en práctica con
los capítulos. Poder ver la evolución de los personajes y los cambios que
pudieran haber sufrido a lo largo de la historia. Debemos enseñar a los niños a
pensar. He aprendido que podemos aplicar un razonamiento lógico a todo. Y
además podemos realizar valoraciones sobre los personajes.
Según iba leyendo el bloque me
han ido viniendo recuerdos de mis clases del taller de lectura en mis primeros
cursos de la educación secundaria. Recuerdo perfectamente uno de los libros que
aún conservo que se titula “Devuélveme el anillo pelo cepillo”. Recuerdo como
nos daban unas fichas para antes de la lectura, las cuales teníamos que
rellenar con los datos del libro, el nombre del autor, el número de páginas, el
número de capítulos... Eran unas fichas del tamaño de media cuartilla, y
nosotros teníamos que ir rellenando con un resumen de cada capítulo e íbamos
haciendo una descripción de las escenas así como de los personajes que iban
apareciendo. Cuando terminábamos la lectura escribíamos una reflexión personal
del libro, donde incluíamos un resumen y una valoración personal de la lectura.
Personalmente creo que la idea no
era mala pero siendo sincera muchas veces (incluida yo) cuando no nos daba tiempo
o no teníamos ganas o se nos olvidaba leernos hasta la página que nos había
indicado la profesora nos copiábamos unos de otros para llevar el resumen a la
clase. Recuerdo que había muchos libros con los que no conectaba, y no era porque
no me gustase leer, porque además por aquellos tiempos estaba con la saga de
Harry Potter pues era el boom del momento o algún libro que encontraba por
casa. Recuerdo que a los 14 años me leí un libro que me encantó que tenían mis
padres que se titula “La ciudad de la alegría”, también empecé a leer “Los
pilares de la tierra” (libro que hasta el día de hoy no he sido capaz de
acabar, pues se me hacia eterno tanta descripción). Personalmente quizá me
gustaba otro tipo de lectura, es más llegó un momento en el que la profesora me
proporcionaba otro tipo de lecturas, libros que tenía por el despacho o que me
traía de casa en función de los intereses que tuviese en ese momento. Total que al final acababa leyendo mucho más
que mis compañeros en cambio los libros de lectura obligatoria creo que tan
sólo hubo unos cuantos (no más de 5) que me llegase a leer enteros. Los leía
durante las clases pues realizábamos lectura en voz alta, porque así la
profesora podía valorar la fluidez lectora. En numerosas ocasiones nos
proporcionaba ella material complementario y fichas para ver nuestra
comprensión, y una vez al mes dedicábamos parte de la hora de lectura a hacer
pruebas de velocidad donde se nos medían los tiempos y luego teníamos que
contestar a unas preguntas, para ver si nos habíamos enterado de lo que habíamos
leído porque claro muchas veces hacíamos competiciones entre nosotros a ver
quién leía en mejor tiempo, pero ahí sí que no podías hacer “trampas” porque
como luego tenías que contestar a las preguntas...
Como he comentado en reflexiones
anteriores, durante mi periodo de prácticas de este año los niños disponían de
una hora semanal para dedicarle a la lectura. Tenían un libro que puede pasar
perfectamente por un libro de texto pues era grande igual que el de lengua o
matemáticas, donde tenían textos acompañados de actividades. Algunas sesiones
hacían lectura en silencio y otras leían en voz alta. Siempre se les dejaba un
rato al final de la clase para que completasen las actividades las cuales
muchas veces podían hacerla en grupos.
A parte de esa asignatura no
dedicaban ningún otro rato a la lectura, fue por ello por lo que yo realice esa
propuesta de innovación.
Ahora que ya sé que pautas debo
seguir para trabajar de un modo eficiente la animación lectora y este año
he podido coger algo de práctica a la hora de analizar y seleccionar la
literatura adecuada a cada alumno.
Es verdad que en mi caso, como
cada alumno se estaba leyendo un libro pues no leíamos en voz alta, sin embargo
en ocasiones me venían con dudas las cuales resolvía sin problema, y si por lo
que fuera me preguntaban sobre un libro que no había leído pues me lo llevaba
esa tarde, le echaba un vistazo y les respondía al día siguiente.
Para concluir, al igual que vimos
en el segundo bloque me gustaría recalcar la importancia de leer historias “bonitas”
pues contribuyen a desarrollar factores afectivos. Cada niño lleva su propio ritmo, tienen que
ser ellos quienes elijan lo que quieren leer y que puedan abandonar aquello que
estén leyendo que no les guste o no les atraiga. Finalmente algo en lo que
tengo que seguir practicando es en la creación de actividades para ser capaz de
que los niños disfruten con los libros, compartan emociones y desarrollen
distintas formas de expresión acerca de lo que les ha sugerido la lectura.
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