LA NOCHEVIEJA
Buenas Noches
Dentro de nada Nochevieja… ¡que estrés! JOER Yo es que llega la Nochevieja me siento no se...me siento como un toro ¿no? Porque claro es que noto que todo a mí alrededor, todo el que me rodea se le está pasando de puta madre menos yo, porque es que es un estrés.
El estrés ya comienza en la cena porque aquello parece el Gran Prix, porque claro tienes que llevar unos calzoncillos rojos, algo de oro para meterlo en la copa y contar bien las uvas, y contarlas bien no vaya a ser que te equivoques porque como todas son iguales. Estás:
- Una, dos tres, cuatro, cinco ¡pche! ¡Jo! ya me he equivocado.
- Una, dos tres, cuatro, cinco esta está pocha ya la conté ¡joder!
- Una, dos tres, cuatro, cinco ¡Hostia las doce menos veinte! Niño tráeme un rotring anda que voy a numerar las uvas como en el bingo.
Claro y mientras tu madre: “Venga que las gambas se enfrían”; que esa es otra que te tienes que comer todo lo que hay encima de la mesa antes de las doce que con las prisas parece que en vez de estar pelando gambas estas desactivando una bomba es una cosa.
- ¡Coño! Las doce menos diez
- ¡Oye! ¡Jose, Jose, Jose! Deja de hacer el bobo con la prima y dile a la mama que me ponga el cochinillo en un sándwich que ya está terminando cruz y raya venga.
Pero es que además no eres el único que está agobiado, porque no tienes más que poner la tele; ahí están Belén Esteban y Jorge Javier Vazquéz explicando a toda España como funciona un reloj. Dice: “Cuando la aguja pequeña llegue a las doce y la aguja grande llegue a las doce serán las doce!”
¡Pues como todas las noches! Bueno… cuando por fin llegan las doce de la noche, en toda España siempre se oye lo mismo:
- ¡CLAN CLAN CLAN CLAN! (escupir las uvas) “Eh esto es la bola esto es la bola”
- ¡CLAN CLAN CLAN CLAN!
- ¡Ding! (se come una uva) ¡Dong! (la escupe) “Los cuartos, los cuartos que son los cuartos”
- ¡Ding dong! (vuelve a escupir) “No que eran los cuartos”
- ¡Ding dong! “¿Que eran qué? ¿Que eran qué?
- ¡Ding dong! “¡Que van 4!”
- ¡Que no que te calles!
- ¡Que empiezan ahora que empiezan ahora!
¡Tong! (se come una)
¡Tong! “Yo ya llevo 3”; “¡Shhh! Calla”
¡Tong! La abuela se está poniendo a atragantar
¡Tong! Cuidado que se me ha caído una uva
¡Tong! ¡Eh cabrón no me quites las mías tío!
¡Tong! ¡Ehh Joé! Macho a mí me sobran 4
¡Tong! (intenta hablar con la boca llena)
¡Tong! (intenta hablar con la boca llena) Cuantas llevo ya porque ya no sé…
Ah me faltaba una ¡Tong! La abuela esta roja.
Y claro cuando ya se han acabado las campanadas, pues toda la familia con toda la boca llena de babazas por aquí empieza a darse besos y empiezan todos: “¡Feliz año nuevo! Felicidades!” Y siempre está el gracioso que dice: “Pues menos mal que hemos comido uvas en vez de melones porque si no fíjate jajajajaja…”
Pero vamos a ver, ¿les parece lógico empezar el año así, con ese estrés? Es una cosa, luego cuando acaba la cena y demás, como estás en Nochevieja pues lo que tienes que hacer es salir, porque es fiesta y hay que salir ¿no? ¡Haber! ¿Qué dices?: “Yo el día de Nochevieja estoy en la cama a las once con un par”, y vete a contarlo por ahí que te pegan un machaque que te entra un cargo de conciencia. ¿Y qué haces? Pues sales. Sales y te vas a un fiestorro de estos que hay, una de estas macrofiestas que caben 1000 personas, que si caben 1000 el dueño ha metido a 5300… “¡AH! Bien 4300 personas más de lo normal, ¡Que te cagas!” Quédate en la calle con la rasca que hace y la pelona que está cayendo.
Así que ¿qué haces? Pues entras, claro, y es que en estos locales te puede pasar cualquier cosa. A mí el año pasado, por ejemplo, entré en uno yo estaba tan tranquilito con mi barra, llena de mierda, ahí tomándome mi cubatita de garrafón, de buen rollo sin molestar a nadie ¿no? Bueno pues de repente, veo a un tío que viene así (encorvarse con las manos hacia delante y mirar hacia atrás) y el tío (lo mismo para el otro lado). Y yo pero, ¿qué puñemos hace este tío?, y de repente me hace así, me agarra, yo le miro él me mira y dice: “¡¡¡Conga!!!”.
Yo con una tensión glutear y como es Nochevieja pues ¡Hala! ¡A bailar! Y te pones a bailar (Canción de la conga de Jalisco), claro que ese mismo tío te hace eso en el autobús que le pegas un guantazo que le arrancas la cabeza, pero claro ahí como es Nochevieja tienes que bailar. Y cuando se te ocurre mirar para atrás, llevas una fila de 100 personas ahí agarradas a tu culo que a ver cómo te sueltas de ella; porque una conga es como una secta es muy fácil entrar pero salir es mu’ jodío. Bueno pues eso, en el garito este había como 20 o 30 congas bailando a toda pastilla…
Íbamos todos así ¿no? (Bailar rápido) Y de repente veo que viene de frente otra conga suicida en dirección contraria y se me pusieron de corbata, porque a la cabeza había un gordo, pero gordo como un tonel con un casco de vikingo así, ¡Jo! Que no veas lo que acojonaba. Digo: “Bueno pues voy a dar la ráfaga” pero caro me di cuenta de que las congas no llevan luces que subnormal también; y dije voy a pegar un volantazo e hice (girar con ruido). ¡Adiós la conga!
¡Madre mía! Que trastazo nos metimos con una columnita de esas de espejos. Doce personas por ahí leves, otro por ahí devolviendo que ya aprovechó de paso, unas bragas rojas por aquí, otra chavala que te viene y te dice “¡Eh! ¡Tú eres de mi instituto tío!”, otra buscando su pulsera por el suelo; mientras yo, con la ceja partía. Y pensé como me hagan parar y soplar ahora la he cagado porque iba yo cocido, en esas hice yo así me desmayé. Luego en al despertarme me encontré en la sala de urgencias, y hago así, miró, y veo que están todos los de mi conga ahí y estaban enganchados todavía, estaban así en los taburetes los tíos con un careto porque los mamones habían venido detrás de la ambulancia así (hacer conga otra vez); era una cosa como surrealista total; pero nada tiene que envidiarle las salas de urgencia en Nochevieja, que esa es otra, eso hay que vivirlo; porque si en las sala de espera caben 50 personas el dueño ha metido a 150. Como es Nochevieja te pasa el camillero con un gorro de moro, la enfermera con un collar hawaiano, y encima te viene el tío que te va coser la ceja con unos dientes de Drácula que te da una confianza; y llega y te dice:
- “Que pasa que ha sido con una moto”, y tú:
- “No con una conga”
- “Ahh si es que vamos como los locos”
Yo me quería ir de allí, yo me quería ir a mi casa pero que pasa, que es Nochevieja, tienes que ir de marcha. Al final acabe a las 8 de la mañana en un bar (hacer de borracho): “Se mueve esto que flipe. Ven pa’ acá hazme un favor, me ponga un chocolate con churros”.
“Pues no va a ser, tenemos Nesquick nada más y donuts, llevo una noche ¡joé! Me han venido unos chavalitos con una conga y han arrasado con todos los churros, sobre todo el gordo con el casco de vikingo que ese comía el cabrón que no veas; y como digo a disfrutar que estamos en Nochevieja que si no cuando lo vamos a hacer”.
Pues eso, que me ziento com’ un toro. Buenos días y feliz año.
http://www.youtube.com/watch?v=7QAI1E4hWIw
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Florentino Fernández
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