viernes, 21 de enero de 2011

Yo qué soy, yo qué soy, qué lugar ocupo hoy....

Hola, me llamo Patricia y soy de Madrid. 
Nací tal que un 6 de junio de 1988 hacia las 18:40 de un lunes muy caluroso para primeros de junio... Estaba tan a gusto que no quería ni salir. Mi madre ya pasada de cuentas tuvo que esperarse diez horas y cuarenta minutos hasta que yo, cómoda de mi decidí que era hora de salir... Supongo que ya nací perezosa...
Mi madre me tuvo muy joven por lo que era la única niña en mi familia, pues mis tíos todavía no estaban ni casados, ya que tenían entre 15 y 21 años.
Creo que desde que nací he sido algo especial, o al menos así me lo han hecho sentir... He podido ser una niña algo mimada pero no malcriada, nunca he tenido más por ser la única, simplemente tenía la atención de todos porque según mi madre causaba sensación... A los 9 meses ya salía corriendo y con un año era capaz de construir frases con sentido...
Además desde mis primeros recuerdos, supe que quería ser artista. Con este motivo, ya mis padres cuando tenía 5 años me apuntaron a clases de ballet, pero ¿qué pasó? me aburría, yo quería bailar como los profesionales y no veía que avanzaba con lo cual lo dejé.
Más adelante me apuntaron a danza, judo, aerobic... pero nada me satisfacía... Luego les pedí que me apuntasen a clases de piano pues desde muy pequeña era capaz de sacar en un órgano que tenía mi padre las canciones que escuchaba en la tele o en la radio que me llamaban la atención. Claro mis padres se pensaron que otra vez solo era un capricho momentáneo por lo que no me apuntaron.
Pasó el tiempo y fui creciendo. Pase de ser la niña buena a la rebelde... A los 10 años me escapé de casa, a los 12 me tuvieron que cambiar de colegio porque mi madre se había quedado embarazada y claro un bebé trae muchos gastos... Con este motivo como he dicho me cambiaron de colegio, también de habitación, por que el bebé necesitaba el cuarto más grande... Fue todo un cambio, y aún recuerdo lo enfadada que estaba con mi hermana, aquella pequeña criatura que no tenía culpa de nada. 
Pues bien, empecé a cursar la E.S.O en otro colegio, me apunté a baloncesto pues me apetecía hacer algún deporte y como al fútbol no podía porque sólo era para chicos pues acabé haciendo baloncesto donde estuve jugando durante cuatro cursos. Fue en la E.S.O donde  repetí  2º y 3º (según mi madre porque me revelé y dije que nunca más iba a estudiar...). Por este motivo  terminé la enseñanza secundaria con 18 años. Me fastidiaba un poco el que mis amigas ya fuesen a empezar la carrera cuando yo iba a empezar el bachillerato, pero al mismo tiempo no me importaba pues los años que estuve de más en ese colegio fueron tan extraordinarios que aún a día de hoy no los cambiaría por nada. Algunos dijeron que había perdido dos años... En mi opinión fue un tiempo ganado, aprovechado, vivido. De hecho, fue durante esa etapa donde descubrí que quería estudiar magisterio. Supongo que tuve unos profesores tan magníficos y de los cuales aprendí tanto que me dije: yo quiero transmitir lo mismo, quiero ser capaz de enseñar algo con la misma “pasión” y con el mismo gusto como me lo han transmitido a mí.
 Estando en 3º de la E.S.O, me puse a trabajar por las tardes, cuidaba a un niño que tenía la edad de mi hermana, por aquel entonces 3-4 años, y con lo que sacaba de cuidarle me apunté a clases de piano en una escuela privada pues no tenía tiempo para ir al conservatorio ni tampoco tenía nivel.
Empecé a ir a clases de piano e iba con niños entre 6 y 8 años pues yo empecé en primero de grado elemental. Me encantaba, disfrutaba al máximo cada clase que tenía, no me importaba ir con niños más pequeños me lo pasaba pipa.
Más adelante cuando acabé 4º de la E.S.O tenía ya los 18 años. Mis padres nunca han sido de dinero por lo que me dijeron que si quería seguir estudiando debía de pagármelo yo. Con esas, según acabé la enseñanza secundaria en junio, tenía recién cumplidos los 18 años, y fue en julio cuando empecé a trabajar en el Corte Inglés de castellana en la campaña de rebajas en el departamento de caballeros. Estuve un mes, y luego me hicieron otro contrato de tres meses donde me metieron en la campaña de libros de texto. A mí me venía genial pues como allí se cobra a comisión pues al hacer las campañas según la temporada cobraba más…
Pronto llegó septiembre y con ello empecé un bachillerato, en la rama de ciencias de la salud. Nadie daba un duro por mí, ni familiares ni profesores dado que había repetido 2 años consecutivos y que las mates por ejemplo no eran mi fuerte (lo que nadie sabía era que no es que se me diesen mal las mates sino que el profe estaba buenísimo y claro no me concentraba…). Total que volví a cambiarme de colegio pues en el que estaba no tenían bachillerato. Tuve la suerte de coincidir con unos compañeros geniales, con los que compartí grandes momentos. También disfruté de unos profesores estupendos de los que aprendí mucho y los cuales me aportaron muchas cosas.
Y allí estaba yo, en un primero de bachillerato de ciencias de la salud al que acudía por las mañanas, y por las tardes los días que no trabajaba continuaba con las clases de piano. Al poco me compré un piano para poder estudiar en casa y no perder tanto tiempo en ir a la academia y un ordenador para poder hacer los trabajos que ya me mandaban. Para sorpresa de muchos aprobé el primer curso pero me quedaron dos. Pasé con ellas a 2 y luego las recuperé. Fue en segundo donde se me hizo más difícil. Estaba en 4 de grado elemental con lo que ya no sólo iba 2 horas por semana sino que iba 3 días 2 horas, y el resto de la semana trabajaba de 4 a 10. Para cuando quería llegar a casa eran las 11, con lo que llegaba y a nada que quería acostarme si tenía deberes me daban muchos días las dos y tres de la madrugada. Llegó junio y como era de esperar me quedaron 3 por lo que no pude presentarme a la selectividad. Me pasé el verano trabajando y yendo a clases particulares para prepararme las que tenía que recuperar que entre ellas estaba el inglés. Cuando quise darme cuenta ya estaba en septiembre. Hice las recuperaciones y aprobé (bueno también me ayudaron un poco). Me presenté a la selectividad y suspendí. Con todo ello, me dije: tengo dos opciones o quedarme aquí este año, trabajar y prepararme la selectividad o irme al extranjero a hacer lo mismo y a parte aprender el idioma.
Para seros sinceros el 2008 fue un año difícil para mí, la separación de mis padres me afecto bastante pues yo estaba en medio de las dos familias, todos esperaban algo de mí, quizá por eso decidí marcharme, me aterraba la idea de tener que debatirme entre uno u otro. Así que con las mismas, dejé las clases de piano no llegando a acabar 4º de grado elemental, pedí una excedencia en el Corte Inglés por un año, y pagué a una agencia para que me buscase trabajo en Inglaterra (por que al no saber nada de inglés pues no podía presentarme allí por libre a buscar algo).
Nadie realmente se creía que me fuese a ir, se pensaban que en el último momento diría un no me voy, pero no fue así. Decidí marcharme por las ganas que tenía de conocer mundo y sentirme en parte independiente, algo que a fin de cuentas he sido siempre. Me fui sola, a un país donde no conocía a nadie, donde tampoco dominaba el idioma, y a unos cuantos kilómetros de los míos, de lo familiar y conocido.
Así que un 29 de octubre del 2008 cogía un avión a Manchester. No os voy a contar la excursión  tan entretenida que tuve para salir del aeropuerto, buscarme un sitio donde dormir, comprar los billetes de tren para ir al día siguiente a mi pueblo… toda una odisea de la que ahora me rio pero que en su momento fue duro, y más estando allí sola, incomunicada, sin saber el idioma y sin que nadie me entendiese.
Regresé a España en mayo del 2009 para hacer la selectividad en junio, volví a suspender, pero decidí no tirar la toalla, regresé a Inglaterra hasta septiembre y volví otra vez para examinarme de nuevo. En esta ocasión aprobé, pero estaba tan a gusto allí que decidí quedarme otro año más. Allí estaba muy contenta pues pese a que echase de menos a los amigos, la familia… allí había conocido a mi novio, vivíamos juntos y era genial la vida de independiente que podía tener allí. Pero como todo en esta vida, a veces las cosas tienen su fin, no podía alargar más mi estancia allí si quería estudiar una carrera, por lo que así hice, eché la inscripción para esta universidad porque me habían dado buenas referencias de ella y me cogieron.
He llegado hace un par de semanas y ha sido toda una experiencia la cual me ha enriquecido en muchos aspectos de mi vida.
Al principio, me costó un poco, pero con el tiempo aprendí una cantidad de valores, cualidades, aptitudes, que me han enriquecido de tal forma, que no podría explicarlo, pues pienso que hay que vivirlo.
Tampoco ha sido nada fácil, he echado de menos muchas cosas, como por ejemplo el clima, pero por otra parte he adquirido otras que aquí no tenía.
A día de hoy, estoy muy contenta de estar estudiando magisterio pero sigo teniendo esa espinita de poder hacer lo de arte dramático, algo que haré en cuanto acabe esta carrera eso por seguro.
Para terminar solo animaros a hacer aquello que queráis hacer, que si se quiere se puede, solo es cuestión de ser perseverante y no desanimarse a la primera de cambio.

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