Un día como otro cualquiera me levanté, desayuné, y me dirigí hacia clase. Los martes y los jueves eran los mejores días de clase, por eso, esa mañana decidí ir...
Cuando entré estaba algo adormilada, menuda clase de psicología... y para colmo seguidamente si ya de por si esa clase había sido espesa, la siguiente me resultó aún más difícil. Habilidades de comunicación oral y escrita... ¡qué grande!, en cambio a nuestra querida profesora no se le ocurrió nada mejor que hacernos una actividad un tanto divertida... Se trataba de hacer un dictado, pero no un dictado cualquiera sino el de un dibujo. ¿Qué pensáis que es fácil? pues de eso nada... Yo, que tanto uso hago de la comunicación en todos los sentidos me reí por dentro (ilusa de mi) pensando que iba a ser súper fácil.
Para mayor inri, salió una compañera (Miriam) y después de tener varios segundos para ver la imagen, se decidió a dictarla. Pusimos los folios en apaisado, y pese a que nuestra compi lo intentó hacer lo mejor posible, yo no era capaz de pillar palabra... solo era capaz de imaginar líneas rectas infinitas. Cuadrado arriba, triángulo abajo, pim pam ¡plash! me estrelle... hice un poco de trampa pues le echaba un ojo a los dibujos que hacían los demás compañeros, pero claro tampoco me fiaba mucho pues evidentemente cada uno lo interpretaba de una manera. Desde luego que si eso hubiese sido un exámen, hubiera sacado un 0 como una casa.
Menuda clase, recuerdo que se me puso un dolor de cabeza, por intentar entender algo que me parecía tan complejo. Cada dos por tres nuestra compi tenía que repetir y repetir para que nos enterásemos de algo, pero aún así no sé del todo cuánta gente lo llegó a tener bien.
Una vez finalizada la clase, di gracias por terminar... jajaja, pero nuestra profe no se quedó ahí y nos avisó de que la próxima clase íbamos a hacer otro.
Cuando me quise dar cuenta, a los 2 días me volví a encontrar en la misma situación, pero esta vez me temblaban hasta las piernas, mis manos podía casi escurrirlas, y eso por no hablar del dolor de cabeza de solo pensarlo... jajaja Quizá debería de haberme sentido más segura pues ya sabía a lo que atenerme, pero no fue así.
Ahí estaba, ya no había vuelta atrás. Ésta vez primero salió Javi, el cual por cierto no lo hizo nada mal, seguidamente salió Christian y por último Alberto. Bueno pues os puedo confirmar que pese a la primera experiencia, de la cual muchos "aprendieron" y la segunda vez no les salió tan mal, en mi caso no fue así. Si la primera fue mala la segunda no fue peor fue lo siguiente a peor, desastroso quedaría corto.
Parecía estar escuchando una lengua distinta a la mía, en un código desconocido en el que sólo podía entender formas geométricas. De nuevo triángulo arriba, cuadrado abajo, rectángulo a la derecha ¡pim pam! y Patricia fuera del mapa, estaba más perdida que un astronauta perdido por el espacio.
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Chicos/as ese día descubrí que no era tan buena receptora como pensaba... También es cierto que la tarea del emisor tampoco era nada fácil y pese a que cada uno lo intentó hacer lo mejor que pudo con el que mejor me enteré fue con Javi, en el momento en el que cambiaron a los otros dos compañeros la cagué, me bloqueé y no hubo forma de resetear mi disco duro.
A lo que voy con todo esto, es que la actividad tenía intención de que viésemos nuestras capacidades de emisores y receptores y desde luego cumplió satisfactoriamente su objetivo.
Desde mi postura de receptor, como os he dicho, no me resultó nada fácil pero me quedaba comprobar mis dotes como emisora, pues imaginaros cuando tenga que dictar algo a niños y niñas de primaria, tengo que ser brillante. Con este pensamiento, el típico domingo de comida familiar, (después de haberme impreso con anterioridad unas copias de cada dibujo) me dispuse a practicar el ejercicio con mis tíos y abuelos. Con deciros que mi familia no duró ni media hora en tirar la toalla… Tenía que repetir cada línea una media de 5 veces, y por otra parte ellos que son muy impacientes pues tampoco me daban opción a nada con sus continuas preguntas y repite, repite, repite…
En conclusión que fue una actividad muy buena para observar si estamos capacitados a escuchar correctamente el mensaje y a funcionar como correctos transmisores de información a pesar de las dificultades que nos podamos ir encontrando a lo largo de nuestro camino. Es un ejercicio que recomiendo pues también resulta cómico, nunca nadie se ha parado a dictar o hacer el dictado de un dibujo… ¿ O sí?.
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